Qué lleva a una mamá a escribir su historia personal es algo que nos podría responder Laura Muñoz. De este modo nace "Un nombre de guerrero", un relato que busca exponer su vivencia más íntima y personal, consiguiendo transformar el dolor por la ausencia de su segundo hijo en un homenaje tierno y delicado, honrando cada minuto de su existencia física y lo que supuso su muerte para quien le dio la vida.
Laura recoge en este libro autobiográfico su experiencia maternal, tanto con su primer hijo como en el segundo, que es en el que se centra prioritariamente su exposición, desde el momento en que conoce que ya es mamá por partida doble hasta que se ve abocada a interrumpir su embarazo en la semana 22 semanas de gestación. Dice Alba Payàs en " El mensaje de las lágrimas" que —cito textualmente— "las palabras de dolor compartidas abren nuestros corazones y los unen. Entonces nuestro duelo duele menos". Me permitiréis la licencia de parafrasear a una escritora dentro de la opinión del libro de otra escritora, pero creo sinceramente que Laura se abre en canal y expresa de manera directa y pura todo lo que supuso el desgarro tras la despedida de su hijo, uniendo su corazón roto al de otras familias en la misma tesitura. Y no sólo muestra su propio proceso de duelo, sino que también lo hace respecto al de su marido. Ya que hasta que no se lee el libro no se conoce el nombre de ese guerrero que luchó hasta su último aliento, no voy a compartir tampoco ni el de su hermano mayor ni el de su papá, instándoos a que lo leáis.
"En los momentos adversos no es menos fuerte el que llora sin pudor."
Poco se habla de la muerte gestacional y perinatal, bien sea por muerte intraútero, durante el parto, o días después de nacer; menos aún de la interrupción de un embarazo, y siempre se hace desde la perspectiva de la pérdida, edulcorando la muerte, buscando poetizarla. La muerte no acarrea pérdida sino sensación de abandono. Apenas hay información sobre la muerte de un bebé, ni siquiera se menta en las clases de preparación al parto, o entre profesionales sanitarios. Por norma general, una mamá no se siente en la obligación de buscar ese tipo de información hasta que no se haya sumida en su propio duelo, o como en el caso de la autora, cuando ya le han anticipado que su hijo no sobrevivirá, que no habrá viabilidad después de que nazca.
Si dijera que me encantó esta novela me quedaría corta. (No me malinterpretéis, ojalá no hubiera habido una razón de peso para tener que escribirse.) Se percibe claramente el influjo que la literatura dejó en esta mujer porque su relato no tiene peros; siendo un libro autoeditado y autopublicado no tiene ninguna falta ortográfica y está muy bien estructurado. Algunas personas se lanzan a contar su vivencia en el duelo, ojo, algo a todas luces encomiable, pero con una calidad pésima respecto a las formas. Muñoz consigue aunar la necesidad de honrar a su guerrero, las ganas de dar visibilidad a un duelo que suele quedar en silencio, y al mismo tiempo una condición escrita excelente.
Muchas mamás vivimos una maternidad gris, la inherente a sentirnos rodeadas de esas estrellas silenciosas que siempre harán muchísimo ruido en nuestra alma, en nuestro corazón, y en nuestra piel. De ahí precisamente proviene nuestro proceso de suelo: despedirnos de nuestros hijos, permitir quebrarnos fragmento a fragmento, sacar todas las lágrimas nacidas desde el devastamiento absoluto, y poco a poco reconstruirnos, luchar, dejar al margen el sufrimiento y la pena, y optar por mecer la tristeza y aceptar la ausencia. Esto es, sin lugar a dudas, definitivo de resiliencia. Homenajear al hijo fallecido forma parte del tránsito del duelo.
"Compartir crea un prisma donde las voces que entran se dispersan creando haces de colores, un arcoíris de luz, allá donde antes se erigía una pared muda. La soledad se diluye; reconocerse en otras vidas, en otras lágrimas, atenúa el dolor."
No es necesario haber tenido que tomar una decisión tan difícil como lo es interrumpir el embarazo voluntariamente para que "Un nombre de guerrero" cale hondo; os garantizo que lo hará. Por el precio de un desayuno puedes tener un ejemplar en papel de la novela y dejarte reconfortar con las palabras de otra compañera de duelo, y sentirte identificada en esa evolución personalizada que no admite atajos, y que comienza con la desolación y avanza hacia la transformación, que deja al margen la aflicción y donde permanece el amor sin condiciones.
Puedes encontrarlo AQUÍ.
Os dejo la canción que me ha acompañado mientras os contaba mis impresiones, el lugar en que pensamos mientras descargamos nuestras lágrimas, el cielo.