#Fragmento 13 # 27.11.2019 # EL DUELO INTERMINABLE. UN LABERINTO.
By SOY LA AMATXU - 11:20
Como dice mi psicoterapeuta, el duelo no es una línea recta que tiene un punto de partida, un proceso y una línea de llegada; y una vez has llegado al final ya está, todo ha acabado. No. Esto no es lo que una siente durante el duelo, ni mucho menos; vives en una espiral, un laberinto del que nunca sales; interminable. Fulminante.
Sobrevivir a un hijo es demoledor y es para toda la vida, como un padre, una madre, un hermano, un amor; es para siempre. Cuando crees que te estás empoderando, cuando centras tu atención en algo o alguien que no es tu propio dolor está bien, es bueno, puede que incluso sanador, pero en realidad te estás engañando a ti misma, no te estás escuchando sino que te estás omitiendo. Pero la angustia es muy sabia y se cuela por cualquier rendija, como el agua, buscando una grieta y aprisionando para salir. Y termina saliendo.
Esto es lo que resulta agotador. Otra vez. Otra vez viene una oleada de tristeza, de culpa, de negación, de sufrimiento inabarcable. Sigues en el laberinto. No, no vuelves a la casilla de salida porque el dolor no es lineal; ni comparable, ni porcentual. No se puede cuantificar. No es más o es menos, puede ser similar o diferente, pero es. DOLO. DUELO.
Puedes intentar dirigirlo por otro cauce pero va a terminar volviendo a aflorar, siempre. Y no puedes más que dejarte derrotar, abrazar las emociones que vengan con cada nueva oleada, y después asimilarlas, integrarlas, reordenarlas y continuar dando vueltas a lo largo de los círculos concéntricos que forman tu día a día.
Hay muchos recursos para que cada mañana sea más positiva, más dirigida a la sanación, pero no nos mintamos, no se puede separar el vínculo a pesar de que se cortara el cordón umbilical. La unión madre-hijo es magnánima, algo que va más allá de lo médico o lo científico. Conexión espiritual en estado puro, y esto no se rompe el día del parto, ni unos meses o años después. Es algo inextricable y por ende, no es susceptible de juicio alguno, mucho menos ajeno.
* Hoy te añoro muchísimo, Ager. *